La medicina tradicional precede por mucho a las farmacéuticas: su legado y conservación dependen de ser conscientes de su importancia pasada, presente y futura.

Cuando pensamos en un chamán se nos viene a la cabeza la imagen de un hombre o una mujer cubierto de pieles de animal, plumas de ave, probablemente bailando o cantando en torno a una hoguera, recitando admoniciones a dioses desconocidos, todo dentro de una lógica de pensamiento mágico que dista mucho de nuestro paradigma racional-occidental. Sin embargo, la magia en las tradiciones y linajes chamánicos de todo el mundo no se ocupa (únicamente) de la comunicación con los espíritus y la preservación de ritos tribales, sino que puede ser una fuente valiosa de conocimiento médico y científico si se le estudia dentro de su propio contexto.

Mark Plotkin es un activista que ha trabajado durante más de 3 décadas por la conservación de la selva del Amazonas, tanto en la parte forestal y de ecosistemas como por el lado del reconocimiento de sus habitantes y pobladores legítimos. En sus viajes al Amazonas sudamericano, Plotkin ha sido tratado con éxito a menudo por chamanes para curar dolencias y enfermedades que la medicina occidental había fallado en resolver.

“Al igual que los médicos”, escribe Plotkin, “los chamanes no son infalibles y sus habilidades varían”. Este reconocimiento es importante porque un paciente o un enfermo a menudo irá a buscar a un médico occidental o a un chamán tradicional buscando curarse de su dolencia, sin importarle los métodos utilizados; pero unos y otros dependen de sus herramientas y conocimientos para llevar a cabo el trabajo curativo y reintegrar la salud del enfermo. Sólo que, a diferencia de los médicos occidentales, el enfoque de los chamanes no trata únicamente con las dolencias físicas del cuerpo, sino que el cuerpo mismo es tratado como un complejo material y espiritual, de la misma manera que la medicina —de fuentes vegetales, minerales o animales— es igualmente tratada con dignidad espiritual.

El doctor Christopher Herndon, médico y etnobotánico de la Universidad de Yale, ha constatado en sus viajes y contactos con chamanes del Amazonas que:

cuando se les pregunta por las condiciones de la enfermedad, los chamanes presentan descripciones altamente detalladas y específicas sobre las características de la enfermedad y sintomatología asociada. A menudo comentan las asociaciones de la enfermedad y su respuesta a la terapia, demostrando no en pocas ocasiones un notable enfoque de la historia natural de los procesos de la enfermedad tal como nosotros la entendemos.

Por otra parte, el reconocimiento de la medicina y herbolaria tradicional también tiene un componente político, pues existen numerosos intereses económicos de Occidente para desestimar el valor de este tipo de tratamientos. Un caso sumamente actual es el de la resistencia de los pueblos lakota en Standing Rock, Dakota del Norte, quienes luchan contra la construcción de un oleoducto de 1,600 kilómetros de longitud que atravesaría sus tierras; casos como el del pueblo wixárika (huichol) en México y su defensa contra la explotación minera en la tierra sagrada de Wirikuta son otro ejemplo. En el caso del Amazonas, la devastación provocada por compañías que talan la selva para aprovechar sus recursos no solamente atenta contra el patrimonio territorial de los pobladores originales de dicha región, sino que destruye la farmacia natural de la Tierra, impidiendo además que conozcamos y clasifiquemos la enorme biodiversidad que todavía queda por estudiar ahí. Además de los explotadores de la tierra, las grandes farmacéuticas se benefician directamente de esta destrucción, a pesar de que muchos medicamentos de prescripción —desde la aspirina hasta los bloqueadores beta— se hayan desarrollado en laboratorios a partir de hongos y animales venenosos utilizados desde hace cientos de años por la medicina tradicional.

Plotkin y otros colegas trabajan en el proyecto Amazon Conservation Team desde hace 20 años, el cual tiene como objetivo proteger tanto los bosques como el conocimiento y cultura de las poblaciones tribales, no desde una posición colonialista-blanca sino trabajando junto a los consejos de ancianos para la conservación del territorio y sus recursos; a la par de esto, se plantean programas y clínicas que permitan que nuevas generaciones aprendan la medicina tradicional directamente de los chamanes y curanderos para que la tradición y la sabiduría no se pierdan.

Fuente: Faena Aleph